jueves, 5 de febrero de 2009

De pasiones y distancias


Que el fútbol es el deporte rey no hay dudas. En cualquier lugar del mundo. Pero es verdad, también, que en pocos lugares se vive y respira balompié como se hace en Sudamérica. Aquí y ahora, en Barcelona, veneran a Lionel Messi como un dios griego. Décadas atrás, era Diego Maradona, en Italia, llevado al nivel de un conquistador. Quizá sea a fines de los ochenta, en Nápoles, la excepción que confirma la regla. El amor de los napolitanos llegó a niveles impensados. Cada demostración de amor hacia el Diego rozaba la locura. Conocida es la anécdota de quienes escribían en las tumbas de sus familiares y conocidos “no saben lo que se perdieron”.

Que la sangre hierva en cualquier discusión futbolera en un bar sucede aquí y allá. Y así fue como nació la idea de este blog. Una charla entre un argentino y un chileno, con una pelota de por medio. Dos apasionados con el cartelito de sudakas. Dos tipos con ganas de escribir, desde el Viejo Continente, para sus tierras. Algo así como dos embajadores. Embajadores del fútbol.

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